La terapia de juego es una intervención terapéutica que ayuda al niñ@, mediante el juego, a aliviar los síntomas relacionados con conflictos emocionales con el fin de lograr un cambio efectivo de su comportamiento.
La terapia de juego (desde el enfoque de Somatic Experiencing), añade el objetivo principal el apoyar al niño para que libere, jugando, la ansiedad acumulada en su sistema nerviosos tras la vivencia abrumadora de eventos adversos (como separación de los padre, celos, ira, abusos, miedos,...), aunque no los recuerde.

La función del terapeuta es ofrecer un ambiente lúdico protegido y afectuoso, para que el niño sintonice con su estado emocional interno, sin una ansiedad excesiva, pues de lo contrario, se podría retraumatizar.
Lo siguiente, es guiar al niño para que explore sus recursos innatos, aquellos que le ayuden a salir airoso de la situación conflictiva que se ha manifestado en su juego.
Cuando el niño resuelve el conflicto en el juego, su sistema nervioso integra esta nueva información de solución y se libera de la energía traumática que lo constreñía.
El resultado de la terapia de juego son niños empoderados, que consiguen transformar su agitación en paz interior, con una visión positiva de ellos mismos, capaces de reconocer y desplegar sus potencialidades, y con una mayor resiliencia para reponerse ante futuros eventos que lo pueden constreñir.
El lenguaje natural del niño es el juego. (Landreth, 2002)
EVENTOS ESTRESANTES PARA LOS BEBÉS Y LOS NIÑOS
Tras un evento estresante, los bebés y los niños son los seres menos capaces para sobrellevar situaciones donde intuyen que su integridad está en riesgo, debido al escaso desarrollo de su sistema nervioso, motriz y perceptual.
En algunas ocasiones, los adultos no somos conscientes de la gran capacidad abrumadora que tienen ciertos eventos cotidianos para el inmaduro sistema nervioso de nuestros pequeños.
Los eventos que alteran la casi nula capacidad del niño para autorregularse pueden ser:
- Gestación estresante.
- Parto difícil.
- Separación repetitiva o prolongada del bebé con su figura de referencia (por lo general la madre).
- Negligencia o abandono por parte de sus cuidadores.
- Pérdida de un ser querido o cualquier tipo de duelo por cambio de vivienda, de familia, de escuela...
- Divorcio de los padres.
- Nacimiento de un hermano cuando el niño todavía es muy pequeño.
- Accidentes y caídas.
- Abuso físico y sexual.
- Víctima o testigo de violencia, tanto física como verbal.
- Bullying.
- Procedimientos médicos o quirúrgicos invasivos o agresivos.
- Y cualquier evento que sobrepase la limitada capacidad del niño para sobreponerse.
SÍNTOMAS DEL NIÑO TRAUMATIZADO
Sabemos si un niño ha vivido situaciones excesivamente abrumadoras por su desconcertante conducta, que también se manifiesta en el juego.
El niño abrumado canaliza su energía traumática en un juego repetitivo que suele representar algún aspecto del suceso traumático. Este tipo de juego carece de imaginación y variedad, parece impulsado por la desesperación y no le aporta satisfacción o alivio, pues entra en un bucle sin salida, tal y como lo vivió "in situ", aunque no se acuerde de lo que pasó, pues su sistema nervioso no olvida.

LA TERAPIA DE JUEGO: A QUÉ NIÑOS PUEDE AYUDAR
- Niños enfadados y con baja tolerancia a la frustración, con o sin conductas agresivas
- Niños con problemas de comportamiento o conductas desafiantes
- Niños inquietos, nerviosos, ansiosos o hiperactivos
- Niños inseguros o desconfiados
- Niños solitarios o excesivamente tímidos
- Niños con dificultad para dormir o con pesadillas recurrentes
- Niños que sufren de celos intensos
- Niños muy despistados o con conductas evasivas:
- Niños que se autolesionan o ponen en riesgo su integridad física
- Niños apáticos, cansados o depresivos
- Niños que sufren acoso escolar
- Niños que manifiestan una regresión a una etapa más temprana
Para saber más sobre la Técnica en la Terapia de Juego